Juego, Opinión

Juégate esto: Teotihuacán, de Daniele Tascini

A las dos acabó el juego la noche previa. Hicimos la primera cata de esta novedad de Essen que he comprado a ciegas y nos dejó un buen regusto, por lo que al día siguiente monté partida en mi casa, y hasta Leganés que se vinieron dos socios más de Ludoripensis. Segunda partida de Dani y mía, primera de Pedro. Volvimos a utilizar la configuración recomendada para una primera partida y allá que fuimos.

Es el Teotihuacán (que en náhuatl significa “lugar donde los hombres se convierten en dioses” algo parecido) un juego que requiere de una explicación razonablemente extensa por la cantidad de novedades que incluye con respecto a otros euros, pero que bebe de mecánicas muy utilizadas y los símbolos son muy descriptivos en cuanto te los cuentan.

Como somero resumen de reglas de turno, decir que usaremos de inicio tres dados, que podremos mover uno de ellos en nuestro turno hasta tres posiciones de las ocho que hay alrededor del tablero, que al hacer la acción es posible que un dado nos envejezca (subiendo un punto hasta que llega a 6, por lo que “muere”) y que es recomendable coincidir con otros dados nuestros para hacer acciones más complejas o rentables aunque eso suponga pagar cacao a nuestros nuevos vecinos. Cada final de ronda o cada muerte de dado, sube el contador de eclipse, hasta que llega a un límite, donde se hará una puntuación. Al final de los tres eclipses o fases del juego, la partida acaba.

Resumiendo ahora el tablero, hay ocho opciones: tres nos proporcionan básicamente recursos (oro, piedra y madera + cacao) y tiene opciones de enclaustrar con subidas en cada unos de los tres grandes templos del tablero (¿os suena, amiguitos del Tzolk´in?, otro nos permite hacer casas del paseo/avenida/calzada de los Muertos y subir en el track correspondiente, otro nos da una opción muy básica junto a tres “enclaustradas”, una sexta que nos permite aprender una tecnología para hacer otras acciones con beneficios, y finalmente, dos relacionadas con lo más llamativo y aparentemente rentable del juego: la PIRÁMIDE. Se trata de una pirámide (cuidado con construir de forma diferente o nos quedará un Zigurat trapezoide poco estético) y en una de las dos acciones restantes podremos emplear piedra y tal vez madera para poner una loseta (más bien losetón o bloque) en la pirámide. ¿Que coincide con lo que había abajo? Más resistente y más puntos nos darán por ello. ¿Qué hay un Dios coloreado que se pone contento de acabar por encima? Pues sube la cercanía a su gloria escalando en el templo. La octava acción es decorar la pirámide. Nos permitirá subidas de templo y puntos pero nos costará pagar al decorador de exteriores Olmeca unos buenos lingotes de oro.

Este juego tiene de mecánicas el movimiento de hasta tres lugares (como Altiplano, pero sin cambiar de dirección), la gestión de dados (un clásico del autor), la pelea en los tracks, las mayorías en la pirámide y haciéndolo pronto que en la primera ronda da más punticos, el llegar antes a las tecnologías para que nos den puntos los que lleguen después, que para eso somos ya maestros… es uno que puede llegar a convertirse en clásico, que tiene una rápida curva de aprendizaje y que mejora según lo vas jugando.

De las estrategias que se perciben en el juego, comienzo por la construcción de la pirámide. Hay tres losetas disponibles y cuatro decoraciones, en cuanto las coincidencias comienzan a hacerse evidentes la gente corre hacia ellas. También que el cacao se hace muy necesario porque parece casi inevitable coincidir en cada turno con algún dado en una localización. Y las tecnologías te dan combos más que interesantes.

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Finalizo con las novedades apreciadas. La primera es lo original de la pirámide, no apto para eurogamers al uso que no vean en 3D (a partir del segundo nivel). También me gusta la cantidad de componentes que trae, puesto que muchas de las acciones de los lugares donde llegan nuestros dados (Y TAMBIÉN LOS PROPIOS LUGARES) pueden ser distintos de una partida a otra cambiando lo que hay pintado en el tablero por unas losetas similares. Después, la subida en los diferentes templos te va dando recompensas inmediatas y obtención de losetas que solamente son para los primeros en llegar a esos niveles de los templos o de la calzada de los Muertos. Al final de los tres templos, una bonificación de final de partida que, en las dos partidas, ha sido definitiva para elegir al ganador. Como novedad final, hablar de que los euros de los últimos años han sido elaborados por dos italianos (se iban mezclando para ir haciéndolos) pero este juego sólo trae en portada a Tascini (nunca es tarde para emanciparse). Las referencias a sus dos pepinazos anteriores son dispares, primando el Tzolk´in por la temática, los templos, el pago de maíz / cacao por la coincidencias, pero muy poco en el Marco Polo, otro juegazo de dados completamente distinto y más en la línea del reseñado Coímbra.

No dejéis de catar este jueguecito nuevo, porque no es hype sino nivelazo y con un poco de ritmo lo usaréis mucho y bien. Juégate esto, pero en serio.

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